duky
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Cómo arruinas tu vida en tres pasos? Fácil.
Paso Uno: Gradúate de la universidad sin trabajos potenciales en fila.
Paso Dos: Regresa a casa con tus padres porque, desafortunadamente, sin trabajo es igual a sin dinero.
Paso Tres: Olvídate de acosar en Facebook al tipo que te rompió el corazón antes de aceptar un trabajo en una ciudad que tiene una población menor que una fiesta de fraternidad un miércoles por la noche.
Podría dejar de fumar, pero vivir con mis padres para siempre no parecía un plan de vida sólido.
Jase Hale era el chico dorado.
Nuestro jefe creía que era más que talentoso. La recepcionista le enviaba más sonrisas coquetas y productos horneados de lo que se consideraba normal para una mujer lo suficientemente mayor como para ser su mamá.
Intentaba a toda costa evitarlo a él y a su innegable encanto.
Hacía todo lo que podía para meterse bajo mi piel.
Cada encuentro me dejaba sin aliento.
Cada sonrisa hacía que mi estómago se volviera loco.
Asumí que estaba jugando conmigo, presionando mis botones como siempre, pero cuando me levantó sobre mi escritorio y me calló con sus labios sobre los míos, estaba más confundida que nunca.
No importaba que estuviera tratando de demostrarme que estaba equivocada. Que me rompiera el corazón el mismo idiota dos veces en una vida no era una opción.
Sólo tuvo una oportunidad conmigo y seguro que no ordenó un doble.
☆゜・。。・゜゜・。。・゜★
Formato: epub pdf
Tamaño: 4767 KB
Paso Uno: Gradúate de la universidad sin trabajos potenciales en fila.
Paso Dos: Regresa a casa con tus padres porque, desafortunadamente, sin trabajo es igual a sin dinero.
Paso Tres: Olvídate de acosar en Facebook al tipo que te rompió el corazón antes de aceptar un trabajo en una ciudad que tiene una población menor que una fiesta de fraternidad un miércoles por la noche.
Podría dejar de fumar, pero vivir con mis padres para siempre no parecía un plan de vida sólido.
Jase Hale era el chico dorado.
Nuestro jefe creía que era más que talentoso. La recepcionista le enviaba más sonrisas coquetas y productos horneados de lo que se consideraba normal para una mujer lo suficientemente mayor como para ser su mamá.
Intentaba a toda costa evitarlo a él y a su innegable encanto.
Hacía todo lo que podía para meterse bajo mi piel.
Cada encuentro me dejaba sin aliento.
Cada sonrisa hacía que mi estómago se volviera loco.
Asumí que estaba jugando conmigo, presionando mis botones como siempre, pero cuando me levantó sobre mi escritorio y me calló con sus labios sobre los míos, estaba más confundida que nunca.
No importaba que estuviera tratando de demostrarme que estaba equivocada. Que me rompiera el corazón el mismo idiota dos veces en una vida no era una opción.
Sólo tuvo una oportunidad conmigo y seguro que no ordenó un doble.
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